jueves, 20 de diciembre de 2018

INTERCAMBIO DE CONOCIMIENTOS DE GANADERÍA SOSTENIBLE EN LOS TRÓPICOS DE ALTURA

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura -FAO, “la producción pecuaria es una de las causas principales de los problemas ambientales más apremiantes del mundo, como el calentamiento del planeta, la degradación de las tierras, la contaminación atmosférica y del agua, y la pérdida de biodiversidad”. 

En Colombia, frente a esta problemática, se ha desarrollado investigación aplicada en sistemas silvopastoriles, se ha  propuesto una política de intensificación de la ganadería que se ha materializado en diferentes iniciativas y proyectos, entre ellos el Proyecto Ganadería Colombiana Sostenible, una alianza estratégica entre la Federación Colombiana de Ganaderos -FEDEGÁN, el Centro para la Investigación en Sistemas Sostenibles de Producción Agropecuaria -CIPAV, el Fondo para la Acción Ambiental y la Niñez -Fondo Acción y The Nature Conservancy -TNC, cofinanciada con aportes del Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF) y el gobierno del Reino Unido, administrados por el Banco Mundial para promover sistemas silvopastoriles con el fin de mejorar la producción ganadera, las condiciones ambientales y la conservación de ecosistemas naturales en las fincas.

Dentro de este Proyecto fui invitada, junto con 25 ganaderos de Tuluá Valle del Cauca, Murillo y gente de Boyacá, a participar en un taller organizado por CIPAV para ver cómo funcionan los sistemas silvopastoriles y para ver qué prácticas podríamos implementar en nuestras fincas para hacerlas productivas y autosostenibles. En este escrito resumiré mi experiencia y conclusiones de esta experiencia.

Algunas medidas que llamaron mi atención y que están relacionadas con este escrito son la conservación del suelo mediante el mejoramiento de sistemas de gestión y pastoreo, protección de las zonas silvestres y la conexión entre las zonas protegidas para contribuir a la conservación de la biodiversidad.
    
Para empezar, el primer día estuvimos en la Reserva Natural El Silencio ubicada en San Francisco Cundinamarca, una finca grande consolidada por un grupo de personas que trabajan en la misma dirección, es decir, personas que trabajan en equipo y saben lo que hacen y para qué lo hacen. Allí trabajan mis tíos y primos y yo viví en ella cinco años de mi infancia. En esta finca, podemos notar la importancia del buen manejo y gestión para potenciar el uso de praderas. Se dividen los potreros con camellones que son principalmente de tilo (Sambucus sp.) acompañados de alisos, botón de oro, maíz y otros.  Esto con el fin de garantizar el tiempo de descanso de las praderas y al mismo tiempo, tener un banco forrajero. También, se ve que es fundamental el cultivo de diferentes tipos de pastos para mejorar la producción de leche en cuanto a calidad y cantidad. Además, algo muy interesante es la investigación que están haciendo sobre insectos, plagas que afectan el pasto (Collaria sp.), tratando de averiguar cómo coexistir con ellos y cómo controlarlos ecológicamente.


La segunda finca que visitamos fue Potrero Grande, una reserva natural en Subachoque Cundinamarca la cual maneja ganado normando y trabajan en el mejoramiento de razas a través de la inseminación artificial para criar bovinos más resistentes y productivos. Esta finca combina bosques (especies de árboles nativos y no nativos) y potreros. También cuenta con 9 reservorios de agua y un sistema de riego que permite una buena disponibilidad de forraje durante todo el año. Allí se están implementando sistemas silvopastoriles con tilo y aliso para alimentación del ganado y aumentar la conexión entre bosques.

El segundo día nos despertamos en Chiquinquirá Boyacá. Por la mañana hicimos un recorrido por la región de Saboyá donde pudimos apreciar cómo las personas de los alrededores manejan las praderas. Además, notamos que en aquellas fincas los árboles estaban dispersos en los potreros, protegiendo el suelo de los golpes de la lluvia y generando sobra, lo cual resulta bastante favorable para la protección de los animales en días soleados. Para la división de pradera, la gente usa cercas vivas obteniendo muchos beneficios como: el ahorro de costos de madera y el mejoramiento de la apariencia de la finca haciéndola más valiosa. En la tarde visitamos Flor del Campo, una finca que, al igual que todas las que hemos visto, hace énfasis en la protección de microcuencas, un aspecto de gran importancia para conservar la biodiversidad y mantener una finca autosostenible. También se manejan camellones de tilo (Sambucus peruviana) y aliso (Alnus acuminata) y adicionalmente, están trabajando en una investigación sobre parásitos internos y externos del ganado.


El tercer día nos fuimos para Belén y visitamos La Estancia. Una pequeña finca que guarda algunas similitudes con la finca de mi familia es pequeña y su dueño maneja poco ganado pero es evidente el arduo trabajo y esfuerzo que Isaac y su familia hacen diariamente. Como resultado, han reformado y mejorado su finquita, creando setos forrajeros con tilos, árboles nativos y pancoger: maíz, papa, haba y otros cultivos. Isaac nos habló de su granja con un profundo sentido de pertenencia que inspiró a todos los presentes. Observar a este hombre y su familia trabajando en su propio negocio, en su tierra, viviendo tranquilamente, sin preocupaciones y en lo que les apasiona, me hace pensar en la finca de mi familia y me anima a llevar a cabo un proyecto similar para mejorarla.

Finalmente, el último día, fuimos a Santa Rosa de Viterbo y visitamos la finca La Pradera, donde sus dueños nos atendieron muy bien y me sentí muy contenta de tomar nuevamente, después de mucho tiempo, la sopa de cuchuco. Esta finca está ubicada en la parte alta de una montaña donde los vientos pueden causar muchos problemas, sin embargo, sus propietarios han creado cercas vivas con árboles de tilo, este sistema de cercas rompevientos les ayuda a lidiar con esa dificultad y al mismo tiempo, pueden usarlo como alimento para el ganado. Por otro lado, la familia cría cerdos e implementó un sistema llamado biodigestor para la producción de gas metano el cual es usado para cocinar alimentos. En esta finca también se siembra maíz, haba y algunos árboles frutales.

Para concluir, el taller fue una gran oportunidad para pensar en la finca de mi familia y en las prácticas y/o estrategias que podríamos llevar a cabo para mejorarla. Nuestra finca se llama La Uchuva y está ubicada en Tuta, Boyacá. Tiene 11 hectáreas, un cuarto de finca es usado para la siembra de papa y el resto para mantener ganado. Cuenta con 3 represas sin ningún tipo de bosque que los rodee (algunos alisos) y en épocas de sequía la escasez de agua y alimentos es un gran problema, incluso, si esos períodos secos son largos el agua y los alimentos deben comprarse para los animales.

Según lo que se observó en las fincas que se visitaron, se debe comenzar protegiendo el agua. Para hacerlo se puede proteger las represas cercándolas y dentro de la cerca se pueden sembrar alisos y tilos, ya que estas especies se dan muy bien en ese tipo de suelo, además, estas plantas ayudarán a retener el agua. En este momento la finca puede alimentar a catorce animales, pero su producción no es suficiente para que ésta sea sostenible. Por lo tanto, algunas soluciones que podemos llevar a cabo son: primero dividir los potreros para garantizar el tiempo de descanso de los pastos; y segundo, plantar diferentes tipos de pastos (trébol rojo y blanco, alfalfa y si es posible lotus) para tener una nutrición animal más completa. En este momento la finca está dividida en cuatro potreros grandes de kikuyo y la idea es dividir las praderas con camellones de tilo y aliso para por lo menos contar con cuatro potreros adicionales y luego, plantar los diferentes tipos de pastos por toda la finca. Tenemos que ser muy constantes con el cuidado de los pastos, se deben fertilizar y regar, lo mismo que se hace con un cultivo.

Algunas dificultades que podemos tener al implementar este proyecto, es la falta de dinero. Necesitaremos materiales, postes y alambre para crear las cercas y los camellones. Además, tenemos que comprar las semillas de los pastos y fertilizantes. Lo que podemos hacer es no hacerlo todo al mismo tiempo, se puede hacer todo paso a paso para que sea llevadero. Además, el dinero gastado en el cultivo de papa puede invertirse para llevar a cabo el proyecto y transformar la finca con la finalidad de hacerla más productiva y valiosa.

Otro factor que considero un gran problema es la falta de agua para sembrar los árboles y el pasto. Al inicio las plantas necesitan agua para que desarrollen raíces fuertes y para protegerse de las heladas. En esta zona de Boyacá la lluvia a veces es escasa, por lo que sugeriría que se construya un reservorio de aguas lluvia en concreto porque las represas se secan en tiempo de sequía. Puede ser un poco caro, pero valdría la pena.

Si se lleva a cabo este proyecto obtendremos varios beneficios, entre ellos el aumento de la producción, lo que significa, con el tiempo, autosostenibilidad; la mejora de la apariencia de la finca y su valorización; y por otro lado, estaríamos aportando nuestro granito de arena y cumpliendo nuestra responsabilidad para con el medio ambiente a través de la protección del suelo y de la biodiversidad. Finalmente, siendo muy optimistas, nuestra finca servirá de ejemplo para otros pequeños ganaderos que desean aplicar las mismas prácticas y obtener los beneficios de los sistemas silvopastorales.

Referencias bibliográficas
Enfrentando el cambio climático a través de la ganadería una Evaluación global de las emisiones y oportunidades de mitigación ...ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACIÓN Roma, 2013http://www.fao.org/3/a-i3437s.pdf
Las repercusiones del ganado en el medio ambiente http://www.fao.org/ag/esp/revista/0612sp1.htm


Por: Yuly Alexandra Bolívar 

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Yuli Alexandra Bolívar nació en la vereda Hato Viejo del municipio de Tuta, Boyacá, en la finca de su familia donde se cría ganado y se cultiva papa. Pasó algunos años de su infancia en una finca ganadera, una reserva natural de la sociedad civil en Cundinamarca. Actualmente es estudiante de Licenciatura en Bilingüismo con énfasis en español e inglés en la Institución Universitaria Colombo Americana -ÚNICA en Bogotá, pero continúa conectada con sus raíces campesinas. Su aspiración es hacer un aporte para mejorar la educación en las escuelas rurales y lograr la producción agropecuaria sostenible en su vereda.